El tambor encantado
marca el ritmo frenético
mientras los milenios
se hunden en el olvido.
Un tamborilero salvaje
dirige el concierto de espectros
para la fiesta de un dios.
Hasta que el mendigo
se cuela en el interior del palacio
y reconoce el misterioso
sonido del tambor:
el choque del mar
contra unas rocas,
el crujido del viento
entre las ramas,
el latido de un corazón impaciente,
la oscuridad y la luz
de un parpadeo. |