Corre, corre
por las travesías invisibles
que recorren el territorio
de un secreto,
cruza el puente
que comunica la nada
con el país del alma,
déjate arrastrar
por el vértigo del cuerpo,
invitado al violento festín
de las células insaciables
que alegremente
devoran firmamentos.
Corre, corre
por tu propia sangre,
ayudado por tus arterias
como escalas que conducen
a tu más íntima entraña,
atraviésate el pecho
a la búsqueda de latidos,
hiérete la carne
a la caza de palabras.
Empléate a fondo:
esclavo en la carrera,
si llegas a la meta
serás rey. |