Camina, camina,
ahora camina
al ritmo que te marca tu corazón.
Aún miras sin ver,
escuchas sin oír,
respiras sin estar vivo,
pero cuando renuncies
a la casa opaca
observarás el horizonte
desde siete ventanas,
atravesarás siete puertas,
recorrerás siete senderos
bajo el velo de siete lluvias
y, de puerto en puerto,
navegarás por siete océanos.
Camina, camina,
ahora camina
al ritmo que te marca
el corazón del mundo.
Abre el telón
tras el que se oculta
la noche de tu noche.
Allí, entre músicas,
eres silencio
y, entre opulencias,
desnudez perfecta
tras despojarte
de certezas y cegueras.
Allí eres náufrago
en un islote de reposo
que las horas azotan
con su vértigo estéril.
Allí, entre arenas movedizas,
reconoces el sólido rastro
de una sonrisa eterna,
y te conviertes
en jugador del eco,
y entre juego y juego
adivinas finalmente
que el horrible grito oscuro
es un canto de luz.
Camina, camina,
caminar es conocer.{tmpBbegin} |